El 16 de julio se celebra el Día de las gentes del mar, coincidiendo con la fiesta de su patrona, la Virgen del Carmen. «¡Naveguemos juntos!» es el lema de este año, con el que se une al Sínodo 2021-2023.
El Departamento «Stella maris» (Apostolado del Mar), dentro de la Subcomisión Episcopal para las Migraciones y la Movilidad humana, ha sido el encargado de editar los materiales para esta Jornada.
- Mensaje completo del obispo promotor
- ¿Cuál es el mensaje del obispo promotor?
- Mensaje del cardenal Michael Czerny, S.J.
- La Pastoral del Mar en datos
Carteles en castellano, catalán, gallego y euskera
Cardenal Michael Czerny: En esta jornada tratemos de imaginar cómo es la vida de los marinos y cuáles son los retos a los que se enfrentan cada día por nosotros
El Cardenal Michael Czerny, Prefecto para el Dicasterio para el servicio del Desarrollo Humano Integral ha escrito un mensaje para el Domingo del Mar, que se celebra el 10 de julio, aunque en España se hace coincidir con la festividad de Nuestra Señora del Carmen, el día 16 de julio, muy arraigada en nuestro país entre las gentes del Mar.
Mensaje para el Domingo del Mar 2022
(10 de julio de 2022)
Queridos hermanos y hermanas en Cristo, queridos capellanes, voluntarios, amigos y simpatizantes de Stella Maris:
En el segundo domingo de julio de cada año, las comunidades cristianas celebran el Domingo del Mar. Hoy recordamos la labor esencial que llevan a cabo más de un millón de marinos que, todos los días del año, trabajan en embarcaciones que transportan mercancías por todo el mundo. Los que viven en el interior de un país difícilmente verán barcos o a los marinos que trabajan a bordo. Incluso quienes viven en la costa generalmente ven sólo un barco que navega “lejos” en el horizonte. Sin embargo, nadie consigue ver a los miles de barcos que navegan más allá del horizonte. Son invisibles, pero están ahí. Como también son invisibles los marinos que trabajan a bordo, que no sólo ayudan a mantener la economía mundial en movimiento, sino que también, gracias a su trabajo, inciden directamente en la vida cotidiana de cada uno de nosotros. Día tras día, proporcionan los bienes que utilizamos y consumimos y sin éstos, la calidad de nuestra vida sería considerablemente inferior. Para entender cuán esenciales son, debemos únicamente recordar lo que poseemos en nuestros hogares y en nuestros lugares de trabajo, así como la comida que ponemos en nuestras
mesas. Preguntémonos: ¿De dónde viene? Son los marinos quienes nos permiten disfrutar de lo que tenemos. Y debemos recordar que trabajan todos los días de la semana, cada semana de su contrato, para abastecernos de todo lo que tenemos. Ha llegado el momento de decirles: ¡Gracias!
En esta jornada tratemos de imaginar cómo es la vida de los marinos y cuáles son los retos a los que se enfrentan cada día por nosotros
En esta jornada tratemos de imaginar cómo es la vida de los marinos y cuáles son los retos a los que se enfrentan cada día por nosotros. En los últimos años, el mundo marítimo se ha visto negativamente afectado por una serie de crisis. Como consecuencia del incremento de la demanda de mercancías, un mayor número de buques han tenido que permanecer en fondeaderos durante períodos de tiempo más largos. Debido a la guerra en Ucrania, los barcos se enfrentan ahora a la ardua tarea de tener que navegar sorteando las
minas que se han colocado en el Mar Negro y el Mar de Azov.
Muchas embarcaciones se han hundido y se han perdido numerosas vidas durante esta guerra injusta e inmoral. A causa de la pandemia mundial, más de 400.000 marinos, una vez finalizados sus contratos, se han quedado atrapados a bordo, sin poder abandonar el barco y regresar a sus hogares con sus familias. En cambio, siguen trabajando día tras día, cada vez más agotados. Las tripulaciones de reemplazo no han podido llegar hasta las embarcaciones, cosa que, para algunos, ha supuesto un desastre económico porque no han podido ocuparse de las necesidades cotidianas de sus seres queridos. En cualquier caso los marinos no tienen opción.
A causa de la pandemia mundial, más de 400.000 marinos, una vez finalizados sus contratos, se han quedado atrapados a bordo, sin poder abandonar el barco y regresar a sus hogares con sus familias.
Al parecer algunas compañías navieras han sido las únicas que se han beneficiado financieramente de la serie de crisis que han perturbado la cadena de suministro mundial. Es lamentable, por no decir otra cosa, que las empresas sólo hayan compartido con los marinos una pequeña parte de los exorbitantes ingresos que han obtenido o hayan gastado sólo una exigua parte para mejorar las instalaciones de bienestar en los puertos, instalaciones de las que suelen disfrutar los marinos durante los breves períodos de tiempo que permanecen en tierra firme.
Es lamentable, por no decir otra cosa, que las empresas sólo hayan compartido con los marinos una pequeña parte de los exorbitantes ingresos que han obtenido o hayan gastado sólo una exigua parte para mejorar las instalaciones de bienestar en los puertos,
Las compañías navieras reciben los beneficios económicos, mientras que son los marinos y sus familias quienes pagan el precio. No es de extrañar que la prolongación forzosa de los contratos genere un agotamiento físico y psicológico y esto, conlleva el peligro de cometer errores humanos, cuyas consecuencias son fatales. Períodos a bordo más prolongados, separación forzosa de sus seres queridos y la imposibilidad de desembarcar,
hacen que los marinos se sientan aún más aislados y deprimidos de lo normal. Debemos recordar que también ellos son seres humanos. Tienen las mismas necesidades que todos los demás. La diferencia es que, al ser “invisibles”, se les ignora más fácilmente.
Pero no debemos ignorarles porque dependemos de ellos. Les necesitamos. La seguridad durante la navegación y la protección del medio marino, dependen de que la gente de mar goce de buena salud mental. El Convenio sobre el Trabajo Marítimo de 2006 (MLC) exige que las compañías marítimas proporcionen un alojamiento decente y limpio, alimentos nutritivos, un ambiente de trabajo seguro, un horario de trabajo adecuado y permisos en tierra. Lamentablemente, los importantes avances que se han logrado desde la entrada en vigor del MLC, en 2013, se han visto afectados negativamente. Consideremos la cuestión del permiso para bajar a tierra. La posibilidad de abandonar el buque, aunque sólo sea por un breve período de tiempo, es crucial para el bienestar de la gente de mar. La mayoría de nosotros damos por sentada la libertad que tenemos a la hora de salir, de disfrutar de los espacios abiertos, de caminar por tierra firme o por la hierba blanda y ver a diferentes personas. Los marinos no gozan de esta libertad. No pueden abandonar el barco y todos los días tienen que andar sobre suelos de metal y ver a las mismas personas.
La única manera gracias a la cual pueden compartir esta misma libertad, es disfrutando de permisos para bajar a tierra. Puede que sólo dispongan de un par de horas, pero esto puede marcar la diferencia.
En el momento de apogeo de la pandemia y antes de que comenzara la campaña de vacunación para la gente de mar, los gobiernos y las compañías navieras cancelaron, comprensiblemente, todas las licencias en tierra. Los marinos debían permanecer a bordo para evitar el contagio y la propagación del virus. Ahora que la situación mejora en todo el mundo, los países están abriendo sus fronteras y levantando las restricciones. La mayoría
de las personas pueden volver a circular libremente. Pero no es así para los marinos. Y esto es una grave injusticia. Aunque hayan recibido la pauta completa de vacunación, se les niega con frecuencia la libertad de circulación, libertad de la que sin embargo disfrutamos nosotros. ¿Por qué? Porque varios gobiernos y compañías navieras todavía siguen negándose a permitir que los marinos bajen a tierra. Para colmo de males, algunos marinos pueden desembarcar sólo si son de la “nacionalidad correcta”.
Esta discriminación es tan injusta como inmoral. Todos tenemos que recordar que debemos respetar la dignidad innata de los marinos como seres humanos. Dondequiera que se encuentren, deben ser tratados con equidad, sin discriminación alguna y se les debe ofrecer la posibilidad de salir de los espacios reducidos de la embarcación y bajar a tierra, aunque sólo sea por un breve período de tiempo, para desconectar y relajarse.
Ya no se puede utilizar la pandemia como excusa para prohibir a una tripulación la posibilidad de bajar a tierra. Mientras que se tomen las precauciones necesarias, los marinos tienen derecho a desembarcar y a reunirse con otras personas que no sean los miembros de su tripulación. ¡Los capellanes y los voluntarios de Stella Maris hacen un llamamiento urgente a los gobiernos y a las compañías navieras de todo el mundo, para que garanticen a las tripulaciones el derecho a desembarcar!
Hoy, en este Domingo del Mar, damos las gracias a los marinos por su duro trabajo. Rezamos para que se mantengan fuertes ante las dificultades y los retos de la vida. Y encomendamos a María, Estrella del Mar, el compromiso y la dedicación de los capellanes y de los voluntarios que les sirven en todo el mundo.
Card. Michael Czerny S.J
Prefecto
Monseñor Luis Quinteiro, responsable de Stella Maris en España: Las condiciones extremas en las que trabajan las gentes del mar se han agravado
Mons. Luis Quinteiro Fuiza, obispo promotor de «Stella maris» (Apostolado del Mar) comienza su mensaje destacando el arraigo de la festividad de la Virgen del Carmen entre los hombres y las mujeres del mar. “Eso es fácil de entender –puntualiza- si se piensa en lo peligrosa y difícil que ha sido siempre -y sigue siendo- la vida en el mar”. En medio del mar, “el marinero se encuentra solo entre el agua y el infinito y es entonces cuando siente que rezar es una necesidad y un consuelo que le da fortaleza y paz”. La vida pastoral siempre ha sido muy activa en los pueblos marineros, “así como la preocupación de la Iglesia por las precarias condiciones de vida de las gentes del mar”.
Stella Maris, la organización de la Iglesia para acompañar a los hombres del mar
Una preocupación que se materializó con el nacimiento de la organización internacional Stella Maris. Se fundó en Glasgow en 1920 y está presente en España desde 1927. Su objetivo, explica Mons. Quinteiro, es brindar a la gente del mar la asistencia humana y espiritual que puedan necesitar para su bienestar durante su estancia en los puertos, así como el apoyo a sus familias.
El papa San Juan Pablo II publicó en 1997 la carta apostólica en forma de motu proprio “Stella Maris”. Un documento que actualiza las normas para adecuar la asistencia religiosa a las peculiaridades que requieren las personas que trabajan en el comercio marítimo o en la pesca; sus familias; el personal de los puertos; y todos los que emprenden un viaje por mar.
Mons. Quinteiro, en este repaso por algunos momentos claves del Apostolado del Mar, llega hasta el XXI Congreso Mundial del Apostolatus Maris del año 2003, que supuso un gran crecimiento de los Stella Maris como “una realidad llena de esperanza para todos los hombres y mujeres del mar. Hoy es el organismo eclesial que sostiene y canaliza la acción misionera y caritativa de la Iglesia para las gentes del mar. La Iglesia y el papa Francisco nos invitan a renovar y a fortalecer este compromiso porque entre las gentes del mar están los más desheredados del mundo”.
Navegar juntos hacia un mundo del mar más humano y más justo
En este mensaje para el Día de las gentes del Mar, el también obispo de Tui-Vigo, recuerda la dureza del trabajo del mar “en muchos casos en condiciones extremas tanto físicas como psicológicas y espirituales”. Unas condiciones “que en los últimos tiempos se han agravado. Todavía no hemos superado del todo las críticas condiciones de la pandemia del COVID cuando una guerra tan horrorosa como injusta llena a Ucrania de dolor y tragedias cotidianas que ponen al mundo al borde de una crisis global”.
Además de las desgracias que sacuden el mundo del mar “que nos sumen a todos en una tristeza infinita, llorando sin consuelo humano a tantas víctimas que se hunden en las aguas y dejan a las familias destrozadas y sin justicia”. Y destaca el hundimiento del Villa de Pitanxo en tierras de Terranova que “ha cubierto de luto a los familiares de las víctimas y ha puesto ante el mundo el clamor por los derechos de unos hombres y mujeres que se sienten abandonados. En ocasiones, el dolor de las gentes del mar sacude la conciencia del mundo y nuestra sociedad descubre con sorpresa la deuda contraída con todos ellos”. Una deuda que “exige un compromiso activo de todos para dignificar las condiciones humanas de la vida en el mar”.
Un compromiso también por parte de la Iglesia “para afrontar los grandes retos de la dignificación del trabajo humano en el mar”. Para ello propone la llamada del papa Francisco en el Sínodo, “caminar juntos en nuestro compromiso cristiano en el mundo”.
Por eso, y en sintonía con el lema de este año, invita afrontar los retos de nuestro tiempo: “Naveguemos juntos, queridos hombres y mujeres de la mar, en esta esperanzadora travesía hacia un mundo del mar más humano y más justo”.
La voz de los obispos
Los obispos de la Subcomisión de Migraciones y Movilidad Humana a través del responsable de Stella Maris, Monseñor Luis Quinteiro, Obispo de Tui Vigo, han publicado en su mensaje anual un recordatorio del origen de esta pastoral, impulsada por los últimos papas porque entre las gentes del Mar están los más desheredados del mundo.
Continúa diciendo que: El trabajo del mar es muy duro, en muchos casos en condiciones extremas tanto físicas como psicológicas y espirituales. Y estas condiciones no solo no han mejorado, sino que en los últimos tiempos se han agravado. Todavía no hemos superado del todo las críticas condiciones de la pandemia del COVID cuando una guerra tan horrorosa como injusta llena a Ucrania de dolor y tragedias cotidianas que ponen al mundo al borde de una crisis global.
Por su parte, Monseñor Fernando García, Obispo de Mondoñedo Ferrol, ha pedido dignidad en las condiciones de trabajo de las gentes del Mar, que cada vez más proceden del campo de la migración.
Asimismo, Monseñor Casimiro López, obispo de Segorbe-Castellón ha escrito una carta pastoral titulada: “La virgen del Carmen, nuestra Stella Maris” en la que afirma que:
En el día de su Patrona tenemos muy presentes a los hombres y mujeres del mar, a cuantos trabajan en el comercio marítimo o en la pesca y a sus familias, al personal de los puertos y a todos los que emprenden un viaje por mar. A todos los encomendamos a la Virgen del Carmen. ¡Que de sus manos descubran en sus duros trabajos la alegría,
que suscita el saberse personalmente amados por Dios! ¡Que sientan la protección de la Virgen en todo momento! Nadie como María ha conocido la profundidad del amor de Dios; toda su vida estuvo llena de la presencia de Dios y en su compañía podremos entrar seguros en este misterio de amor divino.
¿Sabes por qué la Virgen del Carmen es patrona de los marinos?
