El Papa Francisco en su voluntad de humanizar las sentencias, y también el cumplimiento de las mismas en prisión, ha invitado a través de una carta, a los jefes de Estado, a que en este tiempo de Navidad tengan un gesto de misericordia y clemencia con las personas que están en la cárcel. El mismo Para Francisco ya ha dado ejemplo cuando nada más iniciar su pontificado, año 2013, abolió la cadena perpetua que estaba en la legislación del Vaticano, y recientemente ha eliminado del Catecismo de la Iglesia Católica la pena de muerte en ninguna circunstancias de la vida, ni en tiempo de guerra. Para Florencio Roselló son dos decisiones de gran calado.
El llamamiento de Juan Pablo II en el 2000
Según informa Vatican News: El gesto tiene raíces lejanas que se remontan al año 2000, año del Gran Jubileo, cuando San Juan Pablo II pidió a los gobernantes del mundo un gesto de clemencia en el documento de 11 páginas para el Jubileo en las cárceles. Era finales de junio, poco más de una semana después, el 9 de julio, el Papa polaco, de visita en la cárcel Regina Coeli de Roma con motivo del Jubileo de los Presos, en nombre de Jesús “encarcelado, escarnecido, juzgado y condenado” pidió “a las autoridades competentes” una reducción de la pena para permitir a los reclusos encontrar una nueva vida social una vez fuera de la cárcel. Esta petición fue reiterada de nuevo el 14 de noviembre de 2002 a los senadores y diputados con los que se reunió durante su visita al Parlamento italiano.
Jubileo de 2016 por los privados de libertad
Francisco -que nunca ha faltado en sus viajes apostólicos y durante su pontificado, en particular durante el lavatorio de los pies del Jueves Santo, a una visita a un centro penitenciario- sigue los pasos de su predecesor. Ya en 2016, Año Santo de la Misericordia, con motivo del Jubileo de las Personas Privadas de Libertad, el 6 de noviembre, el Pontífice en el Ángelus, tras la misa en San Pedro con los presos, había instado a los gobiernos a realizar por ellos “un acto de clemencia”.
Lanzando un llamamiento en favor de la mejora de las condiciones de vida en las cárceles de todo el mundo, “para que se respete plenamente la dignidad humana de los detenidos” y reiterando “la importancia de reflexionar sobre la necesidad de una justicia penal no exclusivamente punitiva, sino abierta a la esperanza y a la perspectiva de reinserción del delincuente en la sociedad”, el Papa se dirigió a continuación a las “autoridades civiles competentes”. A ellos había sometido de modo especial “la posibilidad de realizar, en este Año Santo de la Misericordia, un acto de clemencia hacia aquellos presos que se consideren idóneos para beneficiarse de tal medida”. Ahora, se plantea una invitación igual, pero cerca de la Navidad
Florencio Roselló: Una ocasión privilegiada

El Director de la Pastoral Penitenciaria de la Conferencia Episcopal ha valorado la noticia: “Nuestro reciente Congreso Nacional de Pastoral Penitenciaria iba por este camino, pues pensamos que otro cumplimiento de pena es posible. En la actualidad hay presos/as que están cumpliendo condenas en prisión que podrían hacerlo fuera. La petición del Papa Francisco en este tiempo de Navidad podía ser una ocasión privilegiada para tener un gesto de misericordia y clemencia con este tipo de penas y de personas. Ojalá las palabras del Papa Francisco tengan acogida en alguno de los jefes de Estado. Yo me conformaría con que uno de ellos tomase en consideración las palabras del Papa. Feliz Navidad, especialmente para los hombres y mujeres en prisión“