1. En noviembre de 2002, a los cinco años de la beatificación del gitano Ceferino Giménez Malla, la Asamblea Plenaria de la Conferencia Episcopal Española, aprobó un documento pastoral titulado “La Iglesia de España y los gitanos”.
2. Los días 12, 13 y 14 de septiembre de 2003, más de cien gitanos y payos -sacerdotes, religiosos y laicos-, venidos de 36 diócesis de España, nos hemos reunido en Alcalá de Henares para celebrar las XVIII Jornadas de Pastoral Gitana, presididos por Mons. D. Ciriaco Benavente, obispo de Coria-Cáceres y presidente de la Comisión Episcopal de Migraciones. En esta ocasión, las Jornadas han girado en torno a la recepción y puesta en práctica del citado documento. Este documento supone una novedad histórica muy significativa y se convierte para toda la Iglesia de España en un reto pastoral apasionante.
3. Dos ponencias -“La cultura y los valores gitanos” y “Orientaciones prácticas para la acción pastoral”- nos han ayudado a entrar en las claves del documento. De esas ponencias y del trabajo de grupos destacamos las siguientes convicciones:
Los gitanos se sienten orgullosos de serlo y desean seguir siéndolo, adaptándose a las circunstancias actuales; desean seguir cultivando los valores de siempre encontrando las expresiones apropiadas al tiempo presente.Los gitanos de España no forman una realidad uniforme y homogénea, sino una realidad plural y heterogénea, en la que cualquier generalización suele ser falsa.Los gitanos de España son sedentarios, tienen una residencia estable, pero conservan el alma nómada. El viaje y el camino forman parte de su identidad.La promoción y evangelización de los gitanos empieza siempre por el respeto y el amor a los gitanos, que tienen una comprensión de la realidad diferente a la de la sociedad mayoritaria.La fe en Jesucristo no se identifica en exclusiva con ninguna cultura, sino que está llamada a inculturarse en todas, también en la gitana.Los gitanos valoran enormemente la familia, la familia extensa. Su identidad y su presente está siempre muy colorado por su pertenencia familiar. El respeto a los familiares de más edad, a los ancianos, forma parte de su código habitual de conducta. Los gitanos no suelen vivir para trabajar, suelen trabajar para vivir. Lo que más valoran es la familia, la convivencia, la relación…Los gitanos tienen una especial disposición para la fiesta, el arte y el buen gusto. Viven apasionadamente la vida y encuentran con facilidad motivos para hacer fiesta.Los llamados “valores gitanos” no son una realidad estática, sino viva y cambiante. La mayoría de los gitanos coinciden en esos valores pero han de cuidarlos especialmente para que no se pierdan.
Los gitanos pueden enriquecerse en contacto con los valores de la sociedad mayoritaria y pueden enriquecer con sus valores a esa sociedad.Toda la población gitana está asistiendo a un cambio muy rápido, pero quizás sea en la mujer gitana donde más se nota el cambio y lo mucho que puede aportar a la promoción de las familias gitanas.La promoción humana forma parte de la evangelización; la evangelización va más allá de la promoción humana. En la tarea de la evangelización hay una tarea y un lugar para cada miembro de la Iglesia: sacerdotes, religiosos o laicos, gitanos o payos.
El documento de los obispos nos invita a trabajar más y mejor en la acción pastoral con gitanos, acogiendo y cuidando su dimensión religiosa. Además, no partimos de cero porque nos ha precedido una nube ingente de testigos y apóstoles.El anuncio de Jesucristo, con palabras y obras, es una buena noticia para todos, también para los gitanos. La acogida de Jesucristo genera procesos de humanización y liberación. El tesoro principal de la Iglesia es la persona de Jesucristo.Es la Iglesia entera la que tiene la misión de compartir el Evangelio con los gitanos, y no es posible evangelizar sin cuidar la comunión. El ser humano -el ser humano concreto, el gitano- es el primer camino que debe recorrer la Iglesia en el cumplimiento de su misión.Los gitanos no son sólo destinatarios de la acción pastoral de la Iglesia, sino que están llamados a ser sujetos evangelizadores. Hemos de cuidar una organización flexible y eficaz que aliente la vida y la acción pastoral con los gitanos. En la acción pastoral con gitanos no hay recetas; hay que descubrir a pie de obra, con la gracia de Dios y en comunión con otros hermanos, lo que conviene hacer en cada momento y lugar.
4. Merece la pena destacar también el testimonio sencillo pero profundamente evangélico de dos gitanas -una madre de familia y una religiosa- y de un gitano -miembro de una hermandad de penitencia- de Andalucía. Su experiencia cristiana nos anima a seguir compartiendo el Evangelio con la población gitana. Hemos tenido también la oportunidad de escuchar de primera mano el trabajo que Cáritas Española y la Fundación Secretariado General Gitano intentan realizar entre los gitanos. Se han cuidado mucho los momentos de convivencia, fiesta y celebración litúrgica.
5. Por todo lo vivido y compartido estos días damos gracias a Dios y, de acuerdo con el Plan de Trabajo aprobado para los próximos tres años, nos comprometemos a trabajar intensamente en nuestras respectivas diócesis para que el documento de los obispos sea convenientemente acogido y vivido por la Iglesia del Señor que peregrina en España.