El Papa Francisco ha dedicado su mensaje para la Jornada Mundial del Emigrante y Refugiado a los desplazados internos, un drama a menudo invisible que la crisis mundial causada por la pandemia de la Covid-19 ha agravado. La Iglesia española quiere secundar las directrices del Papa Francisco como directrices generales, en materia de migración, a pesar de que en España no existen propiamente «desplazados internos».
Con motivo de esta jornada, los obispos de la Subcomisión de Migraciones y Movilidad han publicado un mensaje, en el que caben destacar 3 puntos fundamentales:
- Asegurar los derechos de toda persona obligada a desplazarse
Los obispos españoles piden poner rostros a todas estas personas vulnerables, ya que, no son cifras, son personas. Se trata de sensibilizar a la comunidad cristiana que reconoce a Jesús en cada persona obligada a huir. - Adoptar medidas que respeten la dignidad de los migrantes
El futuro, señalan los obispos, va a suponer una dificultad mayor, entre otras causas, por los nuevos problemas en las fronteras y por el riesgo de que se produzcan situaciones de expulsión de migrantes. Por eso, piden a las instituciones de la Iglesia trabajar en red, uniéndose al esfuerzo de las otras instituciones de la sociedad civil. - Conjugar nuevos verbos
Por último, piden conjugar los nuevos verbos propuestos por el Papa: «Acercarnos como prójimos» ; «Escuchar» el grito de los más vulnerables, de los desplazados; «Compartir», para crecer juntos, sin dejar fuera a nadie; «Involucrar», porque solo con la colaboración de todos es posible encarar la crisis y «Colaborar» porque este no es el tiempo del egoísmo, porque el desafío que afrontamos nos une a todos y no hace acepción de personas.