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La grandeza de la Pastoral Penitenciaria es que vemos a Jesús encarnado en cada preso.

Es necesario humanizar nuestro sistema penal

Es posible otro mundo y otro cumplimiento de pena, y eso es algo que nos ha demostrado la pandemia: hasta 5.000 presos cumplieron condena en casa y no pasó nada, no aumentó la tasa de criminalidad.

El Periódico El Debate ha realizado una entrevista realizada por Guillermo Altarriba a Florencio Roselló tras 40 años en la Pastoral Penitenciaria. Es el actual director del Departamento de la Pastoral Penitenciaria de la Conferencia Episcopal Española.

«La Iglesia en la cárcel hace mucho más que celebrar misa», adelanta Florencio Roselló, sacerdote mercedario y director del departamento de Pastoral Penitenciaria de la Conferencia Episcopal Española. Lidera una red de más de 160 capellanes y 2.500 voluntarios que tiene presencia en todas las prisiones españolas. Hace casi 40 años que se involucró con esta labor, y en esta entrevista para El Efecto Avestruz insiste: es necesario que la sociedad mire con más compasión a los internos

.–Más de 1.500 actuaciones, 82 casas de acogida, ayudas al peculio para más de 6.000 internos… las cifras de la memoria anual impresionan, pero muchos no conocen esta pastoral. ¿Falta visibilizar?

La prisión es un medio cerrado, con autorizaciones y controles de seguridad, y es mejor que los pisos que ponemos a disposición de los presos fuera de los centros sean discretos. Eso hace difícil visibilizar nuestro trabajo: no solo acompañamos a los presos en el ámbito religioso. No puedes celebrar la eucaristía si un preso hace tiempo que no sabe nada de su madre o de sus hijos.

Humanizar nuestro sistema penal. Apostar, también como sociedad, por la reinserción. Antes se decía que en las cárceles no se hacía más que entrar y salir, pero si miramos las estadísticas de los últimos diez años, vemos que cerca del 70 % de los presos que han salido de prisión no ha vuelto a entrar. Es posible otro mundo y otro cumplimiento de pena, y eso es algo que nos ha demostrado la pandemia: hasta 5.000 presos cumplieron condena en casa y no pasó nada, no aumentó la tasa de criminalidad.

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