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Jornadas de Pastoral con los Gitanos en Barbastro: momento de gracia

Coincidiendo con el 25 aniversario e la beatificación de Ceferino Giménez, «El Pele», cuyo proceso de canonización podría estar más cerca según publica Alfa y Omega

El fin de semana del 6 al 8 de mayo han tenido lugar en la Diócesis de Barbastro-Monzón el Encuentro Nacional de Delegados Diocesanos de Pastoral con los Gitanos, encuentro que organiza anualmente este Departamento y que por causas de la Pandemia llevaba más de 2 años sin realizarse de forma presencial. Además este encuentro ha venido marcado por el 25 aniversario de la Beatificación de Ceferino Giménez Malla, el «Pelé».

Oración con la reliquia del «Tío Pelé», su rosario, en el cementerio de Barbastro

José Emiliano Rodríguez Amador, Director de la Pastoral con los Gitanos de la Conferencia Episcopal Española destaca la gran implicación de la Diócesis de Barbastro-Monzón, desde la disponibilidad para organizar las visitas a los lugares señalados en la vida de «El Pelé» hasta la preparación de la liturgia que acompañó a las Jornadas: «Volvemos a nuestras Diócesis con el alma llena de emociones, y teniendo la certeza que la Iglesia
que peregrina en Barbastro-Monzón, es una Iglesia acogedora, abierta y viva, a la que sin duda
el Señor bendice y con la que nos volveremos a encontrar».

José Antonio Satué con el rosario de «El Pelé»

El Encuentro ha sido un momento de gracia, repleto de reflexiones compartidas, de diálogos sinceros y de tomar el pulso a nuestra forma de vivir, colaborar y gestionar nuestra pastoral.
El sábado por la mañana, el Obispo responsable de Pastoral con los Gitanos, José Antonio Satué y obispo de Teruel y Albarracín, nos hacia profundizar, a la luz del próximo Sínodo de los Obispos, en las claves que nuestra Pastoral tiene que tener siempre presente: Espiritualidad, Eclesialidad y Misión.
Destacaba la necesidad no sólo de tener fe, sino de vivir la fe, el encuentro con Jesús transforma nuestras vidas, cuando te enamoras de Él ya no eres la misma persona. Así también nos invitaba a vivir en comunidad, a ser Iglesia, a la participación en ella, reconociendo que todos tenemos algo de positivo que aportar, cuidando una organización adecuada pero transformada por la conversión del corazón.

Teniendo siempre presente que el primer nivel de nuestro vivir eclesialmente tiene lugar en la Diócesis.
Por último, nos alentó a la misión, a evangelizar pero desde actitudes como conocer, “primerear” o ser los primeros en salir e inculturar (en ambas direcciones, cultura y Evangelio). Y destacaba que es muy importante, aunque subrayaba su dificultad, que haya un equilibrio entre expresar la fe desde una cultura muy propia e incluir esa forma de vivir en una parroquia o realidad eclesial concreta, sin crear guetos.

A la luz de todo esto, y conociendo la realidad actual de la Pastoral Gitana, desde el Departamento se ofreció una estructura, sin romper demasiado con la actual, pero simplificando procesos, aunando equipos y personas y haciendo más sencillo el funcionamiento. Una organización que se ajuste a los parámetros de transparencia, trabajo sinodal, funcionamiento menos complejo… que la propia Conferencia Episcopal Española está aplicando es todas sus estructuras.

Las Jornadas coocluyeron como no podría ser de otra manera como escribió Jose Emiliano a los participantes: con la «eucaristía fraternal entre payos y gitanos, sin razas ni color porque a los ojos de Dios todos somos iguales. La fe no tiene color. Se unen después de muchos años obispo y gitano. Desde 1936 en Barbastro se unen a una misma causa, el Amor de Dios.

En las Jornadas tuvo lugar la presentación del documental «Las Florecillas del Tío Pelé», un acto abierto a toda la diócesis, que contó con la actuación de Jesús Cortés, el autor del documental.

El Tio Pelé podría ser canonizado

Alfa y Omega: El recién estrenado documental Las florecillas del tío Pelé cuenta la historia del primer beato gitano. Su bisnieta, una de las protagonistas, atribuye al mártir, fusilado por no querer desprenderse del rosario, la curación de su hijo.

En el mes de noviembre, el escritor Jesús Cortés fue invitado por la Pastoral Gitana de Madrid a presentar su libro El Pelé, gitano y mártir. La obra versa sobre este beato, Ceferino Jiménez Malla, que fue fusilado en el contexto de la persecución religiosa de los años 30 en España. El acto fue presidido por uno de los obispos auxiliares de Madrid, Juan Antonio Martínez Camino, SJ, quien, citando a Tertuliano, dijo que «de la sangre de los mártires brotan semillas de nuevos cristianos» y que el libro sobre el beato gitano era «una flor que florece de la sangre del tío Pelé y que haría mucho bien como ayuda para el anuncio del Evangelio», recuerda Cortés.

Aquellas palabras se grabaron en el corazón del escritor y unos días después volvieron a resurgir. ¿Por qué no hacer brotar otra flor sobre el tío Pelé, pero esta vez en formato audiovisual y dando la palabra a los gitanos católicos? «Sentía que teníamos que ser los herederos de la sangre del beato, sus hijos en la fe, las semillas brotadas de la sangre de este mártir, quienes debíamos tener voz», explica el escritor, de padre gitano, a Alfa y Omega. Así surgió el documental Las florecillas del tío Pelé, que se estrenó el pasado miércoles, 4 de mayo, coincidiendo con el 25 aniversario de la beatificación del mártir oscense. El filme cuenta con la participación, entre otros, de Elena Jiménez Cenizo, bisnieta del tío Pelé; Antonio Heredia, sacerdote gitano, o José Emiliano Rodríguez, director nacional de la Pastoral Gitana de la Conferencia Episcopal Española.

«He querido contar la historia de un alma enamorada de Cristo, que es un referente para todos los gitanos y para todos los católicos, aunque son muchos los que todavía desconocen su figura», asegura el director. Jiménez Malla «amaba la Eucaristía, era de Misa diaria, y un hombre de oración», concluye el director del documental. A todo ello, su bisnieta añade su «amor por el rosario», hasta el punto de que fue acribillado a balazos por no querer desprenderse de él. El martirio le convirtió, años después, en el primer beato gitano de la historia.

Durante todo este tiempo, la causa de canonización ha experimentado un frenazo a la espera de un milagro que pueda convertir a Jiménez Malla en el primer santo gitano de la Iglesia. Esta situación, sin embargo, podría cambiar gracias a la declaración de su bisnieta, quien durante la conversación con Alfa y Omega revela un suceso inexplicable –e inédito– que le ha ocurrido recientemente y del que todavía no ha informado ni siquiera al postulador de la causa de su bisabuelo. «En noviembre –el mismo mes en el que surgió la idea del documental de Jesús Cortés– le diagnosticaron a mi hijo una gravísima enfermedad y a mí se me partió el alma. No te puedes imaginar el dolor tan grande que tenía en ese momento. Fue un mazazo», confiesa Elena Jiménez, que de inmediato se bajó a la capilla del hospital para abrazarse al Cristo que allí estaba crucificado.

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