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Jornada «Enjugar las lágrimas»

Coincidiendo con la Fiesta de la Visitación, la Pastoral de la carretera celebra la VII Jornada Enjugar las lágrimas: Orar y acompañar a las personas que han sufrido un accidente de tráfico o han perdido a un ser querido

Con motivo del Año de la Misericordia de 2016, el primer jueves del mes de mayo, mes dedicado a la Virgen María, celebramos por primera vez la jornada: “ENJUGAR LAS LAGRIMAS” dirigido a las personas necesitadas de consuelo, de cariño, de escucha, de compañía, de ánimo…

Desde la Pastoral de la Carretera lo tenemos bien claro, lo que pretendemos es llegar a las personas que han perdido en accidente de tráfico a un ser querido, o que ellos mismos han sido víctimas en primera persona y han quedado, mejor o peor parados, para el resto de sus días. Ciertamente también debemos acoger a las demás personas que pasan por un mal momento, sin hacer distinción del origen de sus lágrimas.

San Cristóbal

No se trata de un día en recuerdo de los muertos en accidente de carretera, eso lo hacemos el tercer domingo del mes noviembre; se trata más bien de acompañar y dar una palabra de aliento y de esperanza a los vivos que, no obstante el tiempo transcurrido, siguen sufriendo como el primer día del accidente, suyo o de un ser querido.

Es un día especial donde  resulta fácil reconocer el rostro materno de la Iglesia.

En los evangelios tenemos muchos ejemplos de Jesús donde hace suyos los dolores y lágrimas de los demás. Basten estas dos citas:

Jesús acompaña en el dolor a las hermanas Marta y María por la muerte de su amigo Lázaro: “Jesús, viéndola llorar a ella y viendo llorar a los judíos que la acompañaban, se conmovió en su espíritu, se estremeció y preguntó: “¿Dónde lo habéis enterrado?” Le contestaron: ”Señor, ven a verlo”. Jesús se echó a llorar” (Jn 11, 33-35).

Jesús enjuga las lágrimas de la Magdalena: “Jesús le dice: “Mujer, ¿por qué lloras?”, “¿a quién buscas?” (Jn 20,15).

El año 2020, la jornada “ENJUGAR LAS LAGRIMAS” se fijó como fecha fija el 31 de mayo, día, en el cual celebramos la Visitación de la Virgen a Santa Isabel y de igual modo la Iglesia, que es Madre, tenga el gesto de acercarse a sus hijos que han sufrido un grave accidente o personas que hayan perdido, por accidente de tráfico, a un ser querido.

Nuestra Señora de la Prudencia

María no solamente llevó a los ancianos esposos Zacarías e Isabel consuelo y alegría, les llevó a Jesús, la causa de su alegría.

De hecho, el lema que hemos escogido para la Jornada de Responsabilidad en el Tráfico del 3 de julio de este año es: “María se puso en camino” en cuya compañía deseamos que vayan los conductores por la carretera.

No olvidamos, ni podemos olvidar, las palabras que el Santo Padre el Papa Francisco nos dirigió, personalmente a nosotros, el pasado mes de octubre: “Me alegra saber que desde el Departamento de Pastoral de la Carretera estén promoviendo un ejercicio ciudadano capaz de incentivar la cultura del cuidado”.

Vemos necesario que en cada diócesis se haga el esfuerzo de ofrecer una Eucaristía e invitar a los afectados, a las Asociaciones de Víctimas, autoridades relacionadas con la Seguridad Vial…

Nunca olvidemos que somos el rostro visible de la “Iglesia Madre” y la madre, cuando un hijo ha perdido a un ser querido o sufrido un accidente grave, se vuelca en atenciones y cariño.

Deseamos de corazón una Seguridad Vial plena donde nadie tenga que sufrir por haber padecido un grave accidente o perdido a un ser querido, pero, mientras no llegue ese día, no olvidemos de “enjugar las lágrimas” a quienes lo necesiten.

Invocamos la protección sobre nuestros hermanos conductores a Nuestra Señora, la Virgen de la Prudencia y a San Cristóbal.

José Aumente Domínguez

Director del Departamento de Pastoral de la Carretera