Nueve migrantes han fallecido en el último año y medio entre Irún y Hendaya
Alfa y Omega: Irún (Guipúzcoa) siempre ha sido un lugar de tránsito migratorio. Es una de las vías de salida desde nuestro país hacia Francia y, de ahí, al norte y al centro de Europa. Está documentado, en los años 70, el paso de portugueses con destino a un trabajo y a una vida de prosperidad. Algunos de estos se quedaron en el camino al morir ahogados en las aguas del río Bidasoa cuando intentaban cruzar al país vecino. No eran los tiempos de Schengen y la Unión Europea –en aquella época sumaba nueve miembros–, que todavía era muy incipiente. Nunca se detuvo el goteo, pero 50 años después, los migrantes en tránsito en este lugar se han multiplicado, sobre todo desde 2018 y, lo más preocupante, se vuelven a repetir las muertes del pasado. Son varios los datos que confirman estas afirmaciones. Por ejemplo, en 2021 pasaron por los recursos públicos de acogida en Irún un total de 8.115 migrantes, mientras que en lo que llevamos de año son ya 4.000. En 2019 habían sido 4.244. La red de acogida ciudadana Irungo Harrera Sarea ha atendido a más de 20.000 personas en cuatro años. Además, en el último año y medio han fallecido nueve migrantes al cruzar la frontera, la mayoría (seis) en el río Bidasoa.
Ante esta situación, son varias las preguntas que habría que responder. ¿Por qué pasan más migrantes por Irún en los últimos años? ¿Por qué no pasan por los lugares habilitados ya que, al estar en el Espacio Schengen, habría menos controles?, o ¿por qué cruzan por el río arriesgando la vida?
El aumento del flujo migratorio se explica en el cambio de ruta desde el Mediterráneo central a la frontera sur de nuestro país, según constata en conversación con Alfa y Omega Iker Barbero, profesor de la Universidad del País Vasco (UPV) y director del proyecto Transiteus, de investigación sobre la migración en tránsito. De hecho, según explica Xabier Legarreta, director de Migración y Asilo del Gobierno vasco, el 87 % de las personas que llegan a los recursos habilitados en Irún proceden de Canarias. Las muertes se explican por el férreo control de la frontera por parte de la Policía francesa, establecido desde 2015 tras los grandes atentados terroristas en el país, que provocaron que permanezca en un estado de alerta continuo desde entonces. «Hay controles permanentes, selectivos y discriminatorios que hacen imposible el cruce. Si vas en autobús, te paran y te devuelven. Entonces, algunos lo intentan andando o utilizan vías alternativas como pagar un taxi de dudosa legalidad o cruzando el río, donde se puede morir», añade Barbero.
Legarreta es más contundente y habla para este semanario de «controles racistas», de «prácticas que van en contra de los acuerdos europeos y de Schengen». Y añade: «De los autobuses solo bajan a personas de color y se producen devoluciones en caliente».
En cifras
Nueve migrantes han fallecido en el último año y medio entre Irún y Hendaya
8.115 pasaron en 2021 por los recursos públicos de acogida en Irún
87 % de los migrantes que llegan a la zona proceden de Canarias