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Congreso Mundial de Stella Maris en Glasgow

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Bajo el lema “Después de la tormenta… avanzando en el servicio a la gente de mar”, se ha celebrado del 2 al 5 de octubre el XXV Congreso Mundial de Stella Maris, en el puerto de Glasgow, lugar donde hace 102 años esta institución fue fundada.

Han asistieron 175 personas de 22 países de los 5 contenientes para celebrar el centenario, que quedó aplazado en 2020 por causa de la pandemia.

En representación de España asistieron Jerónimo Dadin, responsable de cruceros de Stella Maris Barcelona y Ricardo Rodríguez-Martos, director del Departamento de Stella Maris de la Conferencia Episcopal Española

El congreso se inició con un breve repaso de la historia de Stella Maris desde su fundación y seguidamente se entró a analizar dos situaciones que recientemente han marcado a la gente de mar y a la actividad de Stella Maris:

En primer lugar, la pandemia que planteó una situación en la que muchos marinos quedaron retenidos en sus barco durante meses y, sin poder bajar a tierra, llevando a Stella Maris a fortalecer su presencia en las redes y ser imaginativos a la hora de atender a las necesidades de las tripulaciones.

Em segundo lugar, la guerra en Ucrania que ocasionó situaciones dramáticas para muchos marinos y sus familias. Hubo testimonios impactantes del centro Stella Maris de Kashubi  (Polonia) que acogió  y sigue acogiendo a muchas familias de marinos, facilutádnoles alojamiento, comida y ropa y del puerto de Odessa, en donde Stella Maris se ha volcado en asistir a marinos y sus familias, todo ello con aportaciones de distintas organizaciones internacionales y de muchos Stella Maris de otros países.

Se presentó una encuesta realizada a nivel mundial sobre las condiciones laborales de inmigrantes en barcos de pesca, poniendo de relieve las circunstancias de auténtica explotación que se dan especialmente en zonas de Asia.

Se dedicó también tiempo a reflexionar sobre la propia identidad de Stella Maris en un mundo que tiene que hacer frente a diversas situaciones de crisis, así como a aspectos sociológicos y pastorales.

El día 4 de octubre, fecha en que fue fundado Stella Maris en 1920 se celebró una misa solemne en la catedral de Glasgow, presidida por Mons. Alexander Antony Vadakkumthala, Obispo de Kannur y promotor de Stella Maris en India.

Stella Maris está presente hoy día en 328 puertos de 54 países de todo el mundo.

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Yo siempre digo que Stella Maris es un «Atrio de los Gentiles», lugares donde las personas se reúnen por una necesidad común de afecto, de sentirse acogidos, y allí las religiones no son ningún obstáculo, al contrario

COPE: Entrevista a Ricardo Rodríguez, Director del Departamento de de Stella Maris de la CEE

El Mensaje del Santo Padre

MENSAJE DEL SANTO PADRE FRANCISCO
CON MOTIVO DEL XXV CONGRESO MUNDIAL DE STELLA MARIS (APOSTOLADO DEL MAR)

[Glasgow, 2-5 de octubre de 2022] 

A los delegados del XXV Congreso Mundial de Stella Maris — Apostolado del Mar

Aseguro mis oraciones y mis mejores deseos a todos los que participan en el XXV Congreso Mundial de la Stella Maris  —Apostolado del mar— que se celebra en Glasgow, Escocia, del 2 al 5 de octubre de 2022. Ahora que os habéis reunido en persona por primera vez desde que estalló la pandemia del covid-19, espero que podáis celebrar plenamente el 100º aniversario de la fundación del Apostolado del Mar, que tuvo lugar el 4 de octubre de 1920 precisamente en la misma ciudad en la que se ha reunido ahora vuestro Congreso. Al mismo tiempo recordáis el 25º aniversario de la Carta apostólica Motu proprio Stella Maris, de san Juan Pablo II, en la que se actualizaban las normas del apostolado para servir mejor a las necesidades de la comunidad marítima actual.

En esta feliz ocasión, me uno a vosotros y a todas las personas vinculadas a la Stella Maris en el dar gracias a Dios Omnipotente por el testimonio de fe y los innumerables actos de gentileza y de caridad demostrados por tantos capellanes y voluntarios durante el pasado siglo a los que trabajan duramente en nuestros mares y nuestras aguas navegables en beneficio de todos nosotros. En 1922 el Papa Pío XI envió sus buenos deseos para el Apostolado recién fundado, confiando en que produciría una abundante cosecha de buenos frutos. Podemos estar todos agradecidos de que tales frutos hayan sido abundantes.

De hecho, desde los pequeños y humildes inicios, la Stella Maris ha crecido hasta convertirse en la amplia organización que vemos hoy, ofreciendo asistencia espiritual, psicológica y material sobre las naves y en tierra, a miríadas de hombres de mar y personal marítimo de nacionalidades y tradiciones religiosas diferentes. Esta presencia global refleja vuestra respuesta particular al mandato del Señor “Id por todo el mundo y proclamad la Buena Nueva a toda la creación” (Mc  16,15). Al respecto, no se puede dejar de pensar en el hecho de que gran parte del ministerio de Jesús se desarrolló sobre y entorno a una pequeña pero vital extensión de agua —el Mar de Galilea— y que algunos de sus primeros discípulos fueron pescadores, que a su vez se convirtieron en pescadores de hombres (cf. Mt  4,19).

La Creación, nuestra casa común, está constituida por una amplia extensión de agua, que es esencial para la vida y el comercio humano, por no hablar del turismo. Por tanto, no debe sorprender que cerca del noventa por ciento de los bienes de la Tierra sea transportado por nave, algo que es posible gracias al trabajo cotidiano de más de un millón y medio de personas, muchas de las cuales permanecen durante varios meses seguidos alejadas del apoyo de las familias, como también de sus comunidades sociales y religiosas.

Como es bien sabido, la pandemia ha agravado las dificultades vinculadas a tal aislamiento y subrayó la importancia vital del ministerio desarrollado por la Stella Maris. Quisiera aquí repetir las palabras que dirigí directamente a todos los hombres del mar que sufren en mi videomensaje con ocasión de vuestro centenario: «Sabed que no estáis solos y que no estáis olvidados. Vuestro trabajo en el mar a menudo os mantiene alejados, pero estáis presentes en mi oración y en mi mente, así como en la de los capellanes y voluntarios de “Stella Maris”». A medida que el mundo poco a poco emerge de la pandemia, este Congreso os ofrece la oportunidad de inspiraros en vuestra rica historia, mientras examináis juntos cómo podéis seguir siendo útiles a aquellos cuya vida y subsistencia está vinculada a nuestros mares.

Al respecto, sabemos todos demasiado bien que, a pesar de los progresos en la tecnología, muchos trabajadores marítimos están sujetos no solo a los desafíos antes mencionados relacionados con la separación de su tierra natal, sino que también siguen sufriendo una variedad de condiciones laborales injustas y otras privaciones, agravadas sobre todo por los efectos del cambio climático. Además, los daños a los ambientes marinos, como a los otros, golpean de forma desproporcionada a los más pobres y vulnerables entre nuestros hermanos y hermanas, cuyos medios de subsistencia están incluso amenazados de extinción (cf. Laudato si’, nn. 48-52). Confío, por tanto, que la Stella Maris no dude nunca en atraer la atención sobre las cuestiones que privan a muchos miembros de la comunidad marítima de su dignidad humana donada por Dios. En tal modo, el Apostolado seguirá su noble servicio de poner en práctica las palabras de Jesús “era forastero y me acogisteis” (Mt  25,35).

Con estos sentimientos, renuevo mis oraciones y mis mejores deseos para vuestro Congreso y vuestro importante apostolado en todo el mundo y os pido también a vosotros, por favor, que recéis por mí. Encomendando a los capellanes, voluntarios y todas las personas vinculadas con la Stella Maris a la amorosa protección de Nuestra Señora Estrella del Mar, imparto mi bendición como prenda de fortaleza, alegría y paz en Cristo Señor.

Roma, San Juan de Letrán, 2 de octubre 2022

Francisco