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Conclusiones de las XVII Jornadas de Pastoral Gitana

1. Los días 13, 14 y 15 de septiembre de 2002 se han celebrado en Alcalá de Henares las XVII Jornadas de Pastoral Gitana. Estuvieron presididas por D. Ciriaco Benavente, obispo de Coria-Cáceres y presidente de la Comisión episcopal de Migraciones, y contaron con la participación de más de 100 personas.

2. Los gitanos Antonio Heredia y Enrique Porras y la religiosa Hija de Jesús, Josefina Soler, han sido los encargados de las ponencias en torno al ser, al saber y al hacer del agente de Pastoral Gitana. Hemos escuchado tres hermosos testimonios de trabajo pastoral con gitanos y trabajado en cuatro talleres sobre la Biblia, el beato Ceferino Jiménez, el arte y la dimensión religiosa del gitano y las dinámicas de grupo. Los momentos de oración, celebración eucarística y convivencia fraterna han jugado también un papel importante.
3. Al final de nuestras Jornadas hemos llegado a las siguientes conclusiones que van a marcar nuestro trabajo durante el presente curso:

  • Un trabajo prioritario en nuestras diócesis y desde la dirección nacional ha de ser el de crear nuevos animadores de Pastoral Gitana y alentar y acompañar a los ya existentes.

  • Un animador de Pastoral Gitana es un cristiano que cuida su encuentro personal y comunitario con Jesucristo y que se siente enviado a compartir con los gitanos la Buena Noticia de Jesucristo. Para ser animador de Pastoral Gitana no hace falta ser un cristiano perfecto, sino reconocerse cada día como hijo del Padre de la misericordia y hermano de todos los hombres. El ser del animador se alimenta permanentemente de la escucha de la Palabra, en la oración y la celebración de los Sacramentos.

  • El animador de Pastoral Gitana no es un franco-tirador en solitario, sino un cristiano activo, miembro de una comunidad eclesial de referencia. La misión de compartir la Buena Noticia con los gitanos no es tarea de unos pocos sino de toda la Comunidad Cristiana. Por eso, el animador que trabaja pastoralmente con gitanos ha de cuidar mucho la coordinación y comunión parroquial, diocesana y estatal para que aumente la credibilidad y la eficacia de sus esfuerzos.

  • El animador de Pastoral Gitana ha de empezar respetando y amando entrañablemente a los gitanos y todo lo positivo que les rodea. Su cultura, su arte, sus valores, sus sufrimientos, sus fiestas, sus luchas y sus organizaciones… todo ello ha de ser bien conocido y amado por quien desea compartir con ellos el gozo de conocer y amar a Jesucristo. El animador ha de encontrar la pedagogía adecuada para ir convirtiendo a los gitanos en sujetos y protagonistas de la evangelización de su pueblo.

  • En el trabajo pastoral con los gitanos no hay recetas. Hemos de cuidar la relación amistosa y gratuita en el día a día, hemos de acoger con profundo respeto su vida, iluminarla con la luz del Evangelio teniendo muy en cuenta la originalidad y los valores de su cultura. El beato Ceferino es un buen testimonio de una hermosa síntesis entre vida gitana y vida cristiana.

  • Nos gustaría ayudar a las comunidades parroquiales de las que formamos parte, a acoger con cariño y flexibilidad las demandas sacramentales de los gitanos. Si sabemos aprovechar convenientemente esas demandas, será posible hacer un proceso evangelizador con ellos.

Merece ser constatada la participación en las Jornadas de representantes de Italia y Francia, personas históricas en el trabajo pastoral con los gitanos desde sus características nómadas, que con sus aportaciones enriquecieron nuestra Asamblea.